Lápices

El lápiz de grafito

El lápiz como herramienta de dibujo es quizá la más sencilla, versátil e indispensable. El lápiz más clásico está formado por una mina de grafito, recubierto de madera. Se fabrican en diferentes diámetros; así como una gama de durezas que van desde el tono más claro- un gris suave- hasta el negro más intenso. Estas durezas, en los lápices, se graduan con un número acompañad de una letra. (H= hard y B= blond). Así un 4H indicará que es un lápiz duro de grado 4 y un 8B no estará indicando que se trata de un lápiz muy blando, grado 8. Lo cual se traduce en que tenemos un lápiz de trazo muy oscuro; ideal para sombras y líneas intensas.

Hoy en día se fabrican lápices de grafito con durezas que van desde el 7H hasta el 14B. Los últimos que se han incorporado a los catálogos de bellas artes son los lápices de grafito mate. Estos han sido tratados para que su trazo tenga un negro mucho más profundo, aterciopelado y mate. La marca Faber Castell ha sido la encargada de presentarlos recientemente. El lápiz de grafito puede convertirse en herramienta única para crear un dibujo de principio a fin. Con todos sus matices, luces y sombras. Y también lo podemos usar para hacer apuntes o esbozos.

Lápices: ¿Dónde los utilizamos?

El soporte universal para dibujar con lápices es por excelencia el papel. Existe papel de dibujo en diversas calidades, grosores y formatos. Pero también cabe destacar diferentes soportes para dibujar con lápices como: cartón, tela, madera, etc...

Aparte del lápiz de grafito, existe también el lápiz carbón, lápiz sanguina, lápiz sepia y lápiz compuesto tanto en blanco como en negro. Sus minas son tiernas, suaves y secas. Están fabricados para difuminar, mezclar, superponer y matizar los trazos.